miércoles, 21 de marzo de 2012

Ay, Cuba, qué mal te veo


Mercedes-Benz ha tenido que disculparse por haber usado la famosa foto del Che Guevara -la de Alberto Korda, con boina y barba- en un acto promocional que se celebró en Las Vegas, en una feria tecnológica. Con intención irónica, los de Mercedes-Benz sustituyeron la estrella de cinco puntas que el guerrillero llevaba en la parte frontal de la boina por la marca de la empresa, la circunferencia con estrella de tres puntas dentro. Se han disculpado porque hay quien se ha sentido molesto por la utilización de la imagen del Che.

Mientras iba leyendo la noticia pensaba: los que han protestado por ese uso desmitificador y capitalista de una de las figuras máximas del santoral castrista deben de ser los cubanos marxistas, que todavía tienen al Che en un altar. Pues no. Los que han protestado han sido los cubanos de Miami. La imagen del Che les repugna tanto que no soportan verla, ni que sea con este uso burlón.

Nos encontramos ante una novedad. Tradicionalmente, son los seguidores de un personaje los que se ofenden cuando su imagen aparece manipulada, porque lo consideran una befa. Eso es lo que pasa a menudo con la República Popular China y sus embajadas y sus consulados en el mundo, que no toleran guasa alguna con Mao Zedong, aunque haga treinta y cinco años que el hombre cría malvas. Pasó cuando Manel Ollé presentó el libro Made in China, en cuya cubierta aparece Mao con orejas de Micky Mouse.

Pasó también cuando, hace cuatro años, Citroën tuvo que retirar de la prensa española un anuncio donde, sobre un coche de esa marca, aparecía una enorme cara de Mao con un rictus medio de fastidio. Según parece, las quejas vinieron de los chinos que viven en España, incapaces de soportar esa afrenta al Gran Timonel.

También recibieron quejas los diversos anuncios de Ryanair donde aparecían Sarkozy, Carla Bruni, Zapatero, Berlusconi y la suegra de Urdangarin, y el anuncio de ropa de American Apparel donde salía Woody Allen, y el de una web de juegos en línea con la cara de Vladímir Putin fotomontada sobre el cuerpo de Daniel Craig haciendo de James Bond.

Pero en todos esos casos las quejas venían de los afectados -de Putin, de Woody Allen, de la suegra de Urdangarin, de Zapatero, de Bruni, de Sarkozy, de los fieles a Mao-, no de los que, como ha pasado ahora con el Che, están en contra del guerrillero y tendrían que ver que ese tipo de burlas les van a favor, porque contribuyen a desgastar la sacralidad del líder que rechazan.

Pobre Cuba, cuando finalmente caiga el castrismo, si los cubanos de Miami tienen tan poca cintura como para no entender qué supone poner la marca de Mercedes-Benz en la boina del Che. Saldría ahora Janis Joplin de la tumba cantando "Oh Lord, won't you buy me a Mercedes-Benz?" y creerían que están en misa de domingo.

Quim Monzó

La Vanguardia, 19 de enero de 2012

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