lunes, 3 de septiembre de 2012

De Punto Cero a Londres 2012



Mientras varios atletas cubanos con aspiraciones a medallas, una vez más se vieron obligados a competir sin la presencia de sus entrenadores y mientras los campeones olímpicos son enviados a Cuba a pocas horas después de concluir su actuación, vimos a través de las trasmisiones televisivas a un relajado turista de rostro conocido y apellido 'ilustre' disfrutar de los Juegos Olímpicos.

El Dr. Antonio Castro Soto del Valle, en los últimos años en el hijo más visible del ex presidente Fidel Castro, a pesar de no ser especialista en medicina deportiva, cuando quiso se convirtió en médico titular de la selección nacional de béisbol. Allí lo hemos visto impartir señas a los jugadores, trasmitir las órdenes de su padre cursadas a través del siempre infaltable celular e incluso recibir, en el mismo terreno de juego, todas las preseas ganadas en algún torneo (aunque también se comenta que protagonizó algún que otro altercado con jugadores que no se tragaron fríamente sus imposiciones).

Un buen día, por obra y gracia de la desfachatez del nepotismo dinástico, Tony se convirtió en vicepresidente de la Federación Cubana de Béisbol. No asumió la presidencia porque ya sería demasiado, pero llegado a ese inmerecido lugar ya todo el mundo sabe quién manda en la pelota en Cuba.

Tony es cirujano ortopédico, especialista en reparación de caderas, y sin sonrojo asumió su nuevo cargo por encima de hombres que se han sacrificado y dedicado su vida al béisbol y cuentan con reconocida autoridad por sus trayectorias deportivas y bien ganado prestigio por su capacidad profesional. Resulta penoso ver a tantas glorias de la pelota cubana, escuchar absortos e inermes las valoraciones y orientaciones de este advenedizo neófito con poder inexcusable.

Sin embargo, lo increíble sucedió cuando el señor Castro fue elegido nada menos que tercer vicepresidente de la Federación Internacional de Béisbol Amateur (IBAF), gracias a la deshonestidad de los directivos de la institución.

Al parecer, esta familia ha tomado como costumbre asumir a capricho roles para los cuales no están preparados. El tío de Tony, el general sin batallas Raúl Castro, lleva seis años al frente del gobierno demostrando proverbial ineptitud. Por su parte, la prima Mariela Castro Espín, impuesta como directora del Centro Nacional de Educación Sexual, promueve el respeto a la diversidad sin pedir perdón por tantos crímenes y agravios cometidos desde el poder.

A la infanta, que ha tomado como hobby la lucha contra la homofobia, podemos verla promover la masturbación femenina en un programa televisivo en horario familiar, elogiar la prostitución holandesa, ofrecer su voto a Obama, supuesto enemigo de su padre, o politizar la marcha oficialista contra la homofobia.

El doctor Tony dirá que si dos pichones de español rezagados en el Caribe como su padre y su tío, han gobernado a los cubanos por más de medio siglo, y si su prima, heterosexual graduada de educadora de guardería infantil, encabeza la lucha contra la homofobia, él puede regir los destinos del béisbol cubano sin haberlo practicado siquiera en videojuegos.

Resulta que debido al interés del delfín, se comienza a descorrer el velo de tabú que ha impedido la relación de Cuba con el mejor béisbol del mundo. Ya se habla incluso en la televisión, de por qué no trasmitir el béisbol profesional, siempre tildado de mercantilista. Mucha gente sospecha que Tony quiere convertir los vínculos con el béisbol profesional en un negocio particular.

El asunto es que el béisbol no participa en las olimpíadas. Tal vez el vicepresidente de la IBAF haya tomado un contrato como ortopédico de la representación atlética cubana. No debemos olvidar que la presencia de este personaje en la sede olímpica, implica además un dispositivo de seguridad, lo cual hace más costosa la incursión londinense del hijísimo.

Aficionados de todas las latitudes durante los Juegos Olímpicos convirtieron a Londres en una fiesta donde tuvieron la oportunidad de respaldar con orgullo y entusiasmo a sus atletas. Una vez más, un escenario deportivo mundial vio a los abnegados deportistas cubanos competir sin el estimulante respaldo de su público.

El andar de Tony Castro por Londres, como si deambulara por los seguros parajes de Punto Cero, como es conocida la estancia familiar, nos recuerda cómo el privilegio inapelable de la destructora dinastía anticubana nos aleja cada vez más de la modernidad.

Leonardo Calvo Cárdenas
Texto y foto: Cubanet, 15 de agosto de 2012
Leer también: Londres olímpica: una ciudad y unos juegos en movimiento.

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