miércoles, 9 de octubre de 2013

Varadero: el poblado más rico de Cuba (II)


En Varadero, excepto el aire, todo es caro. Puede que dentro de poco hasta el aire sea un negocio. Al menos es lo que proyecta un tipo creativo oriundo del poblado con mayor índice de desarrollo humano y alto nivel de vida en Cuba.

Andy (los nombres han sido cambiados), de mediana estatura y piel tostada, como casi todos los habitantes de la pintoresca localidad turística, prevé montar un negocio de venta de aire comprimido en vasijas de cerámica y agua de mar envasado en botellones de madera decorado con paisajes del famoso balneario.

“Fui marinero mercante. En Tokio y otras ciudades se vende hasta el aire. Estoy diseñando una página web para promover esos productos. El agua de mar de Varadero es altamente saludable para aquellas personas que presentan problemas dermatológicos. Sobre todo en los pies. Elimina los hongos y otras enfermedades. El precio lo estoy estudiando”, explica el futuro pequeño empresario de souvenirs.

Y es que en Varadero cualquier cosa es negocio. La ciudad es dos veces más cara que otra urbe cubana, incluída La Habana, donde los precios son de infarto. El mercado negro es el más surtido de Cuba. Usted puede comprar o negociar casi todo. Menos un submarino o una bomba atómica. Pablo, un ex militar retirado, reside en el cercano poblado de Santa Marta, a tiro de piedra de Varadero.

Se dedica a vender mariscos. “Camarones, langostas, calamares. Limpios y en paquetes de 3 a 5 libras. La libra de camarón cuesta 3 cuc, al igual que la langosta. Dos la de calamar, aunque escucho propuestas”, anuncia en voz baja sentado en un café del parque de diversiones de Varadero. Con una gorra de los Tigres de Detroit se protege del sol.

Otros ofertan tabacos, ron, whisky y vodka ruso a precio inferior que en las tiendas estatales por moneda dura. Casimiro, un mulato rechoncho, vende comida. "¿Pero qué tipo de comida?", pregunta un turista cubano con una manilla azul de ‘todo incluido’ en su brazo izquierdo. “Es a la carta. Lo que usted desee”, responde.

Casimiro saca del bolsillo de un ancho bermuda un papel estrujado y lee con voz de barítono. “Queso Gouda holandés a 7 cuc el kilo. Chorizo Vela a 4. Carne de res a 2.20 la libra. Filete de Castero a dos la libra y jamón serrano a 12 cuc el kilogramo. Pero si desea algo diferente, por favor déme el número de su móvil, que yo se lo consigo”, indica el vendedor clandestino.

Es fácil saber de dónde salen los productos que a cada paso se ofertan en el mercado subterráneo de Varadero. 52 hoteles, varias marinas y villas de turismo constituyen la tubería que aprovisiona un mercado negro no muy diferente al que comenzó a funcionar en toda la isla poco después de que Fidel Castro se hiciera con el poder en enero de 1959.

Y es que el barbudo, quien con frecuencia gusta recordarnos que su revolución nos hizo dignos y soberanos, económicamente hablando ha sido un desastre. Cuba no fabrica ni palillos de dientes. La pobreza material y la perenne escasez son la génesis de un mercado ilegal que funciona a todo gas.

Y Varadero, con sus grandes almacenes de insumos, es una meca sagrada de negocios por debajo de la mesa. Cualquier persona y en cualquier sitio. Se roba de todo.

Desde el cocinero de un hotel cinco estrellas al custodio. “Robar en tu puesto de trabajo es una parte importante en nuestra escala de valores. Una cultura nacional. Lo hacemos por pendejos, porque no tenemos valor para salir a la calle a reclamar nuestros derechos. Somos carneros. Agachamos la cabeza ante cualquier arbitrariedad del Estado. Te pongo un ejemplo: cuantas veces han subido los precios de artículos como el jabón, detergente, aceite o gasolina y la gente solo se queja en la sala de su casa. Luego nos resarcimos robando. Es un modo de vivir. No se puede ser honesto cuando un gobierno empobrece tu calidad de vida. Francamente, la mayoría de las cosas que tengo las he obtenido robando”, revela un cocinero.

En Varadero viven personas que de manera legal rentan habitaciones o son dueños de un paladar. También hay un ejército de vendedores ambulantes de caracoles, estrellas de mar y artesanías que a diario caminan por la orilla de la playa ofertando su mercadería.

Ana es una de ellas. “Todos los días camino casi 30 kilometros, vendiendo ropas típicas cubanas que confecciono junto a mi hermana. Tengo días buenos y otros peores. Pero casi siempre llegó a casa con 50 o 60 cuc de ganancia. Soy de Santiago de Cuba. Pero salí huyendo de allá tras el paso del huracán el año pasado. Santiago es como una ciudad después de una guerra. Aquello está que arde. Aquí mi hermana y yo pagamos un alquiler en 250 cuc mensuales. Siempre estamos al filo de la navaja, por la policía, los inspectores estatales, no es fácil. Pero es tanta la corrupción que cuando les deja caer dinero, viran la cara hacia el otro lado”, cuenta Ana, mientras propone a un matrimonio canadiense unos vestidos de lienzo.

Los taxistas particulares pululan por toda la ciudad. Proceden de La Habana, Pinar del Río o Camagüey. En dura competencia con los taxistas estatales, recorren las calles a la caza de clientes.

El precio de los taxis estatales en Varadero es de escándalo. Un peso convertible por kilómetro. Los privados son más baratos. Varadero, con categoría de territorio especial, tiene 8 mil habitantes. Pero se calcula en 20 mil la población flotante, constituida por obreros de la construcción, empleados de centros turísticos y los residentes ilegales.

A ello se añade que más de la mitad de los 13 mil habitantes de pueblos aledaños como Santa Marta o Boca de Camarioca, trabajan en el balneario o se buscan la vida de manera legal o ilegal vendiendo pacotilla, comida, artesanías.

Varadero es un bazar. Aquí puede encontrar lo que usted busca. Un móvil inteligente de última generación. Una tableta Apple. Drogas. O una caja de whisky Black Label a mitad de precio.

El dinero corre. El dólar vale, el euro también. Willy Chirino se escucha en los ómnibus que trasladan a turistas y en los cafés al aire libre.

Los pobladores de Varadero se precian de tener varias opciones informativas. La señal de Radio Martí, emisora del gobierno de Estados Unidos, se escucha sin interferencias del régimen.

Las cuentas piratas de internet permite a la gente de la zona leer Diario de Las Américas, El Nuevo Herald, Diario de Cuba o El País, entre otras publicaciones online. Los canales televisivos del sur de Miami entran como un cañón.

Y es que Varadero, por su calidad de vida y su geografía, está más cerca de la Florida que de La Habana. 90 millas al norte. Más o menos.

Iván García

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