miércoles, 9 de septiembre de 2015

A riesgos de ser multados, llenan las calles de música



Las calles de La Habana Vieja se desbordan de música popular en vivo. El jazz, el bolero, el son, la guaracha, la rumba, el guaguancó, el rap y el reggaetón, hacen eco por toda la ciudad antigua. La mayoría de los grupos se componen de músicos callejeros a los que la Oficina del Historiador de La Habana no les otorga licencia. Los inspectores y policías le imponen multas y hasta los arrestan.

El periodista recorrió La Habana Vieja y conversó con varios grupos musicales, aquejados de tanto maltrato sólo lo por tocar y cantar: por llevar en el alma el son y el bolero, la música tradicional cubana.

Mario Román Reyes, miembro del Trío Santiago, refiere que se quedó sin trabajo en Santiago de Cuba y emigró para La Habana. Cuenta los trámites que ha hecho para obtener una licencia como músico callejero en el casco histórico de ciudad.

“Le escribí a Eusebio Leal, pero no me autorizaron la licencia como músico callejero. Me autorizaron como mago, animador y payaso, pero para el casco histórico no me sirve. Veo ilógico que no pueda hacer mi música, porque es la forma de defender mi vida y lograr algo para mi familia. Yo no asedio al turista, yo toco para el turista. No lo obligo. Benny More fue músico de la calle, como otros tantos, y no tuvo problemas con hacer esa música. La música cubana es contagiosa, ayuda a fomentar que el turismo repita en este país”.

Kiko, Ernesto y Joel, son los integrantes del trío Los Perseguidos (en la foto). Tocan desde la acera y no dentro del restaurante situado en Oficios y Teniente Rey. “No nos dejan entrar, pero desde sus mesas los clientes nos hacen señas para que le toquemos”, dice Kiko, de 70 años, vecino del municipio Regla. “Estoy jubilado de la música. Fui timbalero de la orquesta La Monumental, pero ¿tú sabes de cuánto es mi retiro? El equivalente a 12 dólares mensuales, y con ese dinero ni mi esposa ni yo podemos vivir. Por eso soy músico callejero”.

Según veterano músico, “nos ponen multas de hasta casi 62 dólares. ¿Cómo podemos pagar esa multa? Nos están mandando a robar. No hay artículo ni inciso que prohíba tocar y cantar, pero ellos (los inspectores) al talonario (reporte) le ponen cualquier cosa, incluso que comercializamos alimentos”.

Joel, el más joven de los tres, confiesa que “la policía nos lleva detenidos y esposados. Nos registran como si fuéramos terroristas, como si nuestras guitarras tuvieran una bomba. Nadie paga las multas así que el Combinado del Este se llenará de músicos como nosotros. Nos buscamos un dinerito diario, si es que nos buscamos algo”.

Ernesto, 66 años, añade: “Fui el bajista del conjunto de Senén Suárez. Trabajé con los Reyes 73 y en el Conjunto Boleros. No me pude retirar acogiéndome a la ley vieja y por la nueva ley de seguridad social tengo que trabajar tres años y pagarle a la oficina tributaria para poderme jubilar. ¿Quién me va a contratar? ¿Cómo voy a competir con esos muchachos con el pelo parado, pintado de color verde? Por hacer música nos llevan detenidos y esposados en la patrulla”.

Los Paisanos es otro grupo musical. Carmelo, uno de sus integrantes, comenta: “Tengo multas puestas que suman 21 mil pesos cubanos, equivalente más de 800 dólares. Ni las voy a pagar, ni me han citado más. Fui una vez al tribunal por una multa de 17 dólares, y al final el juez no pudo dictar la sentencia. El juez me preguntó: ¿Tu eres cuentapropista? ¿Pero tú no eres vendedor de alimentos ligeros? Es que no hay ley para multarnos por tocar guitarra”.

Roberto Cruz Lafita lleva más de ocho años tocando en las calles viejas de la capital. Integrante del cuarteto Legendario Habana, declara: “No quieren autorizar la licencia para músicos callejeros. La que ofrecen es para amenizar cumpleaños y fiestas, pero no para tocar en las calles. Llevamos años tocando con una licencia que no se corresponde. Hay grupos que suman hasta 20 años de actuación. Queremos pagar los impuestos y que nos den la licencia de músicos callejeros. Y que los inspectores no nos pongan multas”.

Texto y foto: Ernesto García Díaz
Cubanet, 13 de julio de 2015.

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