jueves, 7 de julio de 2016

El virus Obama


En La Habana hubo personas inmunes al virus Obama. Jorge, taxista clandestino, es uno de ellos. Desde hace quince años, vive de lo que se cae del camión.

“He vendido cemento por la izquierda, ropas traídas de Ecuador y carne de caballos que se matan en los campos cubanos. Nunca le he trabajado al Estado. Ahora manejo este cacharro (auto) para buscarme unos kilos. Pero en los días de la llegada de Obama, el dominó se me trancó”, señala sentado en el capó de un Moskovich de la era soviética.

Jorge fuma un cigarrillo tras otro y explica por qué deseaba que Obama se largara pronto en su Air Force One.

“Men, ¿tu sabe cuánta gente aquí vive del invento? Ahora mismo no puedo botear pa’l Vedado o la Habana Vieja, por la cantidad de policías regados en la ciudad. Muchas calles cerradas y controles por donde quiera. A mí, ni las muelas (discursos) de Obama ni Raúl Castro me iban a resolver los pesos para mantener a mi familia”, confiesa.

Raisa, copropietaria junto a su esposo Carlos de la paladar San Cristóbal, en San Rafael entre Lealtad y Campanario, Centro Habana, bien pudiera ponerle una vela a San Obama.

“Después de su visita, el negocio marcha mejor que nunca. La cena de la familia Obama ha arrastrado a muchísimos clientes, cubanos y extranjeros. Todos quieren saber que comió y cuanto nos dejó de propina”, explica.

Carlos, el esposo de Raisa, es un chef de alto vuelo. Fue uno de los más 200 empresarios estatales y emprendedores privados que en la tarde del lunes 21 de marzo se reunieron con Obama en el Antiguo Almacén de la Madera y el Tabaco, hoy sede de una cervecería, en la Avenida del Puerto, frente a la Alameda de Paula, Habana Vieja.

Raisa dijo a Radio Martí que el presidente pidió Solomillo sazonado al estilo cubano y la primera dama, Tentación habanera, una variante de las fajitas mexicanas. "Carlos y yo los atendimos personalmente. Obama pagó de su billetera. Ojalá que su visita permita levantar las barreras entre los dos países”.

Yulia, jinetera, cuenta que no se quiso perder el paseo de los Obama por la Habana Vieja. “Desde el balcón de la casa de una amiga vimos pasar a Obama, su esposa, las dos hijas y la suegra, con sus paraguas, porque estaba lloviendo. A mí el prieto me cae bien, aunque esos días, con tantos policías y segurosos, tuve que estar quitada del bisne”.

Gregorio, vendedor de discos piratas en el Vedado, considera que el gobierno de Castro no debiera desaprovechar la oportunidad de su visita. “Asere, a Estados Unidos le da igual tener negocios o relaciones con Cuba. Nosotros somos los que salimos más beneficiados”.

A la mayoría de los entrevistados no les agradó la descortesía del gobierno, de no recibir a Obama por todo lo alto. “Raúl debió recibirlo en el aeropuerto. Si yo hubiera sido Obama hubiera dado la vuelta y me hubiera ido”, comenta un vendedor de periódicos.

Andrés, bebiendo cerveza en la paladar Jared de la calle Zanja, no cree que esa visita traiga beneficios a los cubanos. "El problema no es Obama, es el gobierno cubano que no tiene intención de cambiar”.

En el antiguo hotel Universitario, actualmente destartalado, en 17 entre L y M, Vedado, Oscar, cantinero, opina que "este niche está escapao. Prestigia a nuestra raza. Aunque no es cubano, me siento orgulloso de él. La manera cómo se desenvuelve, relajado, siempre con buen rollo, sonriente... Es un tipo chévere”.

A Diorbes, trabajador de un mercado agrícola, durante la visita de Obama, Raúl Castro le pareció más dictador que nunca. “En ningún país democrático un presidente puede decir que le muestren una lista y que por la noche libera a los presos políticos. Es un ejemplo de que Raúl y Fidel hacen en Cuba lo que sale de los cojones”.

Elizardo Sánchez Santacruz, opositor al frente de la Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional, sí se tomó muy en serio la propuesta de Raúl Castro. “Se hicieron todas las gestiones posibles para que esa lista llegara a manos del gobierno. Estamos hablando de unos 80-90 presos políticos, algunos con muchos años de cárcel”.

El ex prisionero político Ángel Moya, esposo de Berta Soler, líder de las Damas de Blanco, cuenta que el 21 de marzo, al día siguiente del arribo de Obama, lo detuvieron a él a Berta y a una docena de Damas de Blanco. "¿De qué cambios estamos hablando? El régimen jugó con Obama. Siguió la represión y la falta de libertades políticas ha continuado".

Lo cierto es que por esos días, el presidente de Estados Unidos se robó el show en La Habana. En las esquinas, atestadas paradas de ómnibus y colas en la panadería, muchos días después se continuaba hablando de su visita. Con excepción del taxista Jorge. Fue de los pocos inmunes al virus Obama.

Ivan García
Video: Discurso pronunciado por Barack Obama el martes 22 de marzo de 2016 en el Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso.


1 comentario:

  1. el payaso de los dictadore del mundo
    ya le queda poco en la casa blanca

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